"Siempre he creído que lo bueno no es más que lo bello en acción, que lo uno está íntimamente ligado a lo otro y que ambos tienen una fuente común en la naturaleza bien ordenada. De esta idea se sigue que el gusto se perfecciona con los mismos medios que la sabiduría, y que un alma abierta a las seducciones de la virtud debe ser sensible en la misma medida a todas las otras clases de belleza. Se nos adiestra en ver y sentir, o mejor una vista exquisita no es más que un sentimiento delicado y fino. Así un pintor ante un hermoso paisaje o ante un hermoso cuadro entra en éxtasis por cosas que un espectador vulgar ni siquiera nota. ¡Cuántas cosas sólo se perciben gracias al sentimiento y no es posible darles una explicación! ¡Cuántos "no se que"" se representan a menudo, que sólo el gusto puede juzgar! El gusto es en cierto modo el microscopio del juicio, porque muestra las pequeñas cosas, y sus operaciones empiezan donde terminan los del juicio. ¿Qué se requiere, pues, para cultivarlo? Ejercitarse en ver y en sentir, en juzgar lo bello como inspección y lo bueno como sentimiento. No sostengo que ni siquiera a todos los corazones les ha sido dado conmoverse ante la primera mirada de Giulia.
(J. J. Rousseau, "La nueva Eloisa", 1761)
No hay comentarios:
Publicar un comentario