viernes, 14 de octubre de 2011

El nuevo "sistema-mundo"


Por: Ignacio Ramonet
Tema: 
 Política, Democracia, Crisis económica, Neoliberalismo
Cuando se acaban de cumplir diez años desde los atentados del 11 de septiembre y tres años desde la quiebra del banco Lehman Brothers ¿cuáles son las características del nuevo “sistema-mundo”?
La norma actual son los seísmos. Seísmos climáticos, seísmos financieros y bursátiles, seísmos energéticos y alimentarios, seísmos comunicacionales y tecnológicos, seísmos sociales, seísmos geopolíticos como los que causan las insurrecciones de la “Primavera árabe”...
Hay una falta de visibilidad general. Acontecimientos imprevistos irrumpen con fuerza sin que nadie, o casi nadie, los vea venir. Si gobernar es prever, vivimos una evidente crisis de gobernanza. Los dirigentes actuales no consiguen prever nada. La política se revela impotente. El Estado que protegía a los ciudadanos ha dejado de existir. Hay una crisis de la democracia representativa: “No nos representan”, dicen con razón los “indignados”. La gente constata el derrumbe de la autoridad política y reclama que ésta vuelva a asumir su rol conductor de la sociedad por ser la única que dispone de la legitimidad democrática. Se insiste en la necesidad de que el poder político le ponga coto al poder económico y financiero. Otra constatación: una carencia de liderazgo político a escala internacional. Los líderes actuales no están a la altura de los desafios.
Los países ricos (América del Norte, Europa y Japón) padecen el mayor terremoto económico-financiero desde la crisis de 1929. Por primera vez, la Unión Europea ve amenazada su cohesión y su existencia. Y el riesgo de una gran recesión económica debilita el liderazgo internacional de Norteamérica, amenazado además por el surgimiento de nuevos polos de poderío (China, la India, Brasil) a escala internacional.
En un discurso reciente, el Presidente de Estados Unidos anunció que daba por terminadas “las guerras del 11 de septiembre”, o sea las de Irak, de Afganistán y contra el “terrorismo internacional” que marcaron militarmente esta década. Barack Obama recordó que “cinco millones de Americanos han vestido el uniforme en el curso de los últimos diez años”. A pesar de lo cual no resulta evidente que Washington haya salido vencedor de esos conflictos. Las “guerras del 11 de septiembre” le costaron al presupuesto estadounidense entre 1 billón (un millón de millones)  y 2,5 billones de dólares. Carga financiera astronómica que ha tenido repercusiones en el endeudamiento de Estados Unidos y, en consecuencia, en la degradación de su situación económica.
Esas guerras han resultado pírricas. En cierta medida, finalmente, Al Qaeda se ha comportado con Washington de igual modo que Reagan lo hizo con respecto a Moscú cuando, en los años 1980, le impuso a la URSS una extenuante carrera armamentística que acabó agotando al imperio soviético y provocando su implosión. El “desclasamiento estratégico” de Estados Unidos ha empezado.
En la diplomacia internacional, la década ha confirmado la emergencia de nuevos actores y de nuevos polos de poder sobre todo en Asia y en América Latina. El mundo se “desoccidentaliza” y es cada vez más multipolar. Destaca el rol de China que aparece, en principio, como la gran potencia en ciernes del siglo XXI. Aunque la estabilidad del Imperio del Medio no está garantizada pues coexisten en su seno el capitalismo más salvaje y el comunismo más autoritario. La tensión entre esas dos fuerzas causarà, tarde o temprano, una fractura. Pero, por el momento, mientras declina el poderío de Estados Unidos, el ascenso de China se confirma. Ya es la segunda potencia economica del mundo (por delante de Japón y Alemania). Además, por la parte importante de la deuda estadouninese que posee, Pekín tiene en sus manos el destino del dólar...
El grupo de Estados gigantes reunidos en el BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) ya no obedece automáticamente a las consignas de las grandes potencias tradicionales occidentales (Estados Unidos, Reino Unido, Francia) aunque éstas se sigan autodesignando como “comunidad internacional”. Los BRICS lo han demostrado recientemente en las crisis de Libia y de Siria oponiéndose a las decisiones de las potencias de la OTAN y en el seno de la ONU.
Decimos que hay crisis cuando, en cualquier sector, algún mecanismo deja de pronto de funcionar, empieza a ceder y acaba por romperse. Esa ruptura impide que el conjunto de la maquinaria siga funcionando. Es lo que está ocurriendo en la economía desde que estalló la crisis de las sub-primes en 2007.
Las repercusiones sociales del cataclismo económico son de una brutalidad inédita: 23 millones de parados en la Unión Europea y más de 80 millones de pobres… Los jóvenes aparecen como las víctimas principales. Por eso, de Madrid a Tel Aviv, pasando por Santiago de Chile, Atenas y Londres, una ola de indignación levanta a la juventud del mundo.
Pero las clases medias también están asustadas porque el modelo neoliberal de crecimiento las abandona al borde del camino. En Israel, una parte de ellas se unió a los jóvenes para rechazar el integrismo ultraliberal del Gobierno de Benjamín Netanyahu.
El poder financiero (los “mercados”) se ha impuesto al poder político, y eso desconcierta a los ciudadanos. La democracia no funciona. Nadie entiende la inercia de los gobiernos frente a la crisis económica. La gente exige que la política asuma su función e intervenga para enderezar los entuertos. No resulta fácil; la velocidad de la economía es hoy la del relámpago, mientras que la velocidad de la política es la del caracol. Resulta cada vez más dificil conciliar tiempo económico y tiempo político. Y también crisis globales y gobiernos nacionales.
Los mercados financieros sobrerreaccionan ante cualquier información, mientras que los organismos financieros globales (FMI, OMC, Banco Mundial, etc.) son incapaces de determinar lo que va a ocurrir. Todo esto provoca, en los ciudadanos, frustración y angustia. La crisis global produce perdedores y ganadores. Los ganadores se encuentran, esencialmente, en Asia y en los países emergentes, que no tienen una visión tan pesimista de la situación como la de los europeos. También hay muchos ganadores en el interior mismo de los países occidentales cuyas sociedades se hallan fracturadas por las desigualdades entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.
En realidad, no estamos soportando una crisis, sino un haz de crisis, una suma de crisis mezcladas tan intimamente unas con otras que no conseguimos distinguir entre causas y efectos. Porque los efectos de unas son las causas de otras, y asi hasta formar un verdadero sistema. O sea, nos enfrentamos a una crisis sistémica del mundo occidental que afecta a la tecnología, la economía, el comercio, la política, la democracia, la guerra, la geopolítica, el clima, el medio ambiente, la cultura, los valores, la familia, la educación, la juventud, etc.
Vivimos un tiempo de “rupturas estratégicas” cuyo significado no comprendemos. Hoy, Internet es el vector de la mayoría de los cambios. Casi todas las crisis recientes tienen alguna relación con las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Los mercados financieros, por ejemplo, no serían tan poderosos si las órdenes de compra y venta no circulasen a la velocidad de la luz por las autopistas de la comunicación que Internet ha puesto a su disposición. Más que una tecnología, Internet es pues un actor de las crisis. Basta con recordar el rol de WikiLeaks, Facebook, Twitter en las recientes revoluciones democráticas en el mundo árabe.
Desde el punto de vista antropológico, estas crisis se están traduciendo por un aumento del miedo y del resentimiento. La gente vive en estado de ansiedad y de incertidumbre. Vuelven los grandes pánicos ante amenazas indeterminadas como pueden ser la pérdida del empleo, los choques tecnológicos, las biotecnologías, las catástrofes naturales, la inseguridad generalizada... Todo ello constituye un desafio para las democracias. Porque ese terror se transforma a veces en odio y en repudio. En varios países europeos, ese odio se dirige hoy contra el extranjero, el inmigrante, el diferente. Está subiendo el rechazo hacia todos los “otros” (musulmanes, gitanos, subsaharianos, “sin papeles”, etc.) y crecen los partidos xenófobos.
Otra grave preocupación planetaria: la crisis climática. La conciencia del peligro que representa el calentamiento general se ha extendido. Los problemas ligados al medio ambiente se están volviendo altamente estratégicos. La próxima Cumbre mundial del clima, que tendrà lugar en Rio de Janeiro en 2012, constatarà que el número de grandes catástrofes naturales ha aumentado así como su carácter espectacular. El reciente accidente nuclear de Fukushima ha aterrorizado al mundo. Varios gobiernos ya han dado marcha atrás en materia de energía nuclear y apuestan ahora –en un contexto marcado por el fin próximo del petróleo– por las energías renovables. 
El curso de la globalización parece como suspendido. Se habla cada vez más de desglobalización, de descrecimiento... El péndulo había ido demasiado lejos en la dirección neoliberal y ahora prodría ir en la dirección contraria. Ya no es tabú hablar de proteccionismo para limitar los excesos del libre comercio, y poner fin a las deslocalizaciones y a la desindustrialización de los Estados desarrollados. Ha llegado la hora de reinventar la política y de reencantar el mundo.

              Le Monde diplomatique, Nº: 192,  Octubre  2011.

martes, 6 de septiembre de 2011

Generación sin futuro



 por Ignacio Ramonet

“El mundo será salvado, si puede serlo, sólo por los insumisos.” André Gide

Primero fueron los árabes, luego los griegos, a continuación los españoles y los portugueses, seguidos por los chilenos y los israelíes; y el mes pasado, con ruido y furia, los británicos. Una epidemia de indignación está sublevando a los jóvenes del mundo. Semejante a la que, desde California hasta Tokio, pasando por París, Berlín, Madrid y Praga, recorrió el planeta en los años 1967-1968, y cambió los hábitos de las sociedades occidentales. En una era de prosperidad, la juventud pedía paso entonces para ocupar su espacio propio.

Hoy es diferente. El mundo ha ido a peor. Las esperanzas se han desvanecido. Por vez primera desde hace un siglo, en Europa, las nuevas generaciones tendrán un nivel de vida inferior al de sus padres. El proceso globalizador neoliberal brutaliza a los pueblos, humilla a los ciudadanos, despoja de futuro a los jóvenes. Y la crisis financiera, con sus “soluciones” de austeridad contra las clases medias y los humildes, empeora el malestar general. Los Estados democráticos están renegando de sus propios valores. En tales circunstancias, la sumisión y el acatamiento son absurdos. En cambio, las explosiones de indignación y de protesta resultan normales. Y se van a multiplicar. La violencia está subiendo... 

Aunque, en concreto, el formato mismo del estallido no es semejante en Tel Aviv y Santiago de Chile o Londres. Por ejemplo, la impetuosa detonación inglesa se ha distinguido, por su alto grado de violencia, del resto de las protestas juveniles, esencialmente no violentas (aunque no hayan faltado los enfrentamientos puntuales en Atenas, Santiago de Chile y varias capitales).

Otra diferencia esencial: los amotinados ingleses, quizás por su pertenencia de clase, no supieron verbalizar su desazón. Ni pusieron su furor al servicio de una causa política. O de la denuncia de una iniquidad concreta. En su guerrilla urbana, ni siquiera saquearon con ira sistemática los bancos... Dieron la (lamentable) impresión de que sólo las maravillas de los escaparates atizaban su rabia de desposeídos y de frustrados. Pero, en el fondo, como tantos otros “indignados” del mundo, estos revoltosos expresaban su desesperación, olvidados por un sistema que ya no sabe ofrecerles ni un puesto en la sociedad, ni un porvenir.

Un rasgo neoliberal que, de Chile a Israel, irrita particularmente es  la privatizacion de los servicios públicos. Porque significa un robo manifiesto del patrimonio de los pobres. A los humildes que no poseen nada, les queda por lo menos la escuela pública, el hospital público, los transportes públicos, etc. que son gratuitos o muy baratos, subvencionados por la colectividad. Cuando se privatizan, no sólo se le arrebata a la ciudadanía un bien que le pertenece (ha sido costeado con sus impuestos) sino que se desposee a los pobres de su único patrimonio. Es una doble injusticia. Y una de las raíces de la ira actual.

A este respecto, para justificar la furia de los insurrectos de Tottenham, un testigo declaró: “El sistema no cesa de favorecer a los ricos y de aplastar a los pobres. Recorta el presupuesto de los servicios públicos. La gente se muere en las salas de espera de los hospitales después de haber esperado a un médico una infinidad de horas...” (1).   

En Chile, desde hace tres meses, decenas de miles de estudiantes, apoyados por una parte importante de la sociedad, reclaman la desprivatización de la enseñanza (privatizada bajo la dictadura neoliberal del general Pinochet, 1973-1990). Exigen que el derecho a una educación pública y gratuita de calidad sea inscrito en la Constitución. Y explican que “la educación ya no es un mecanismo de movilidad social. Al contrario. Es un sistema que reproduce las desigualdades sociales” (2). A fin de que los pobres sean pobres para la eternidad...

En Tel Aviv, el 6 de agosto pasado, al grito de “¡El pueblo quiere la justicia social!”, unas 300.000 personas se manifestaron en apoyo al movimiento de los jóvenes “indignados” que piden un cambio en las políticas públicas del gobierno neoliberal de Benyamin Netanyahou (3). “Cuando a alguien que trabaja –declaró una estudiante– no le alcanza ni siquiera para comprar de comer es que el sistema no funciona. Y no es un problema individual, es un problema de gobierno” (4).

Desde los años 1980 y la moda de la economía reaganiana, en todos estos países –y singularmente en los Estados europeos debilitados hoy por la crisis de la deuda–, las recetas de los gobiernos (de derechas o de izquierdas) han sido las mismas: reducciones drásticas del gasto público, con recortes particularmente brutales de los presupuestos sociales. Uno de los resultados ha sido el alza espectacular del paro juvenil (en la Unión Europea: 21%; en España: ¡42,8%!). O sea, la imposibilidad para toda una generación de entrar en la vida activa. El suicidio de una sociedad.

En vez de reaccionar, los gobiernos, espantados por los recientes derrumbes de las Bolsas, insisten en querer a toda costa satisfacer a los mercados. Cuando lo que tendrían que hacer, y de una vez, es desarmar a los mercados(5). Obligarles a que se sometan a una reglamentación estricta. ¿Hasta cuándo se puede seguir aceptando que la especulación financiera imponga sus criterios a la representación política? ¿Qué sentido tiene la democracia? ¿Para qué sirve el voto de los ciudadanos si resulta que, a fin de cuentas, mandan los mercados?  

En el seno mismo del modelo capitalista, las alternativas realistas existen. Defendidas y respaldadas por expertos internacionalmente reconocidos. Dos ejemplos: el Banco Central Europeo (BCE) debe convertirse en un verdadero banco central y prestarle dinero (con condiciones precisas) a los Estados de la eurozona para financiar sus gastos. Cosa que le está prohibida al BCE actualmente. Lo que obliga a los Estados a recurrir a los mercados y pagar intereses astronómicos... Con esa medida se acaba la crisis de la deuda.

Segundo: dejar de prometerlo y pasar a exigir ya la Tasa sobre las Transacciones Financieras (TTF). Con un modesto impuesto de un 0,1% sobre los intercambios de acciones en Bolsa y sobre el mercado de divisas, la Unión Europea obtendría, cada año, entre 30.000 y 50.000 millones de euros. Suficiente para financiar con holgura los servicios públicos, restaurar el Estado de bienestar y ofrecer un futuro luminoso a las nuevas generaciones.

O sea, las soluciones técnicas existen. Pero ¿dónde está la voluntad política?


(1) Libération, París, 15 de agosto de 2011.
(2) Le Monde, París, 12 de agosto de 2011.
(3) Según una encuesta de opinión, las reivindicaciones de los “indignados” israelies cuentan con la aprobación del 88% de los ciudadanos. (Libération, op. cit.)
(4) Le Monde, París, 16 de agosto de 2011.
(5) Léase Ignacio Ramonet, “Desarmar a los mercados”, Le Monde diplomatique en español, diciembre de 1997.

Le monde diplomatique en español, Nº: 191   Septiembre  2011.

viernes, 5 de agosto de 2011

Me gustan los estudiantes: Chile agosto 2011








Alvaro Figueredo: Señal en la niebla (frag.)

"¿Qué olvido nos separa? ¡Qué páramo nos une!
Me invitas a la danza nocturna mientras tocas
mi efímera envoltura de resignada nieve...
Desesperadamente procuro repetirme,
entre glaciales cactos te acompaño, te nombro
[...] y me duermo sobre el costado diestro"
                                                    (1938)    

miércoles, 29 de junio de 2011

Sobre las guerras civiles de 1897 y 1904



"El pobrerío dio forma, color, violencia y fuerza a la guerra civil, pero la revolución la promovió el Partido Nacional, no el pobrerío. Este adhirió o  fue conducido para fines que no entendía y no le concernían. ¿Qué podía significar para él la pureza del sufragio o la moralidad administrativa, cuando pensaba diariamente por comer? Los partidos políticos fueron a la guerra luchando por el poder, pero el campesinado fue en su anhelo inconsciente de romper -aunque fuera transitoriamente- su situación de miseria y sometimiento.
Si blancos y colorados transaban por el poder y llegaban a un acuerdo, el pobrerío no tendría más posibilidad de expresarse en otra algarada. Quedaría condenado a revivir siempre su lenta muerte cotidiana en las jornadas agotadoras del peonaje, la esquila, el abigeo, la prostitución, la emfermedad, o la nostalgia por la patria abandonada al emigrar. [...]
El pobrerío había protagonizado la guerra civil, pero no se había protagonizado a sí mismo. Su falta de conciencia de clase explica las contradicciones de la Revolución de 1904: degolló y ametralló a sus iguales en las cuchillas; fue conducido al combate por el caudillo más humano que jamás le dirigiera en los últimos años, y por el presidente de la República que en el siglo XX demostró mayor sensibilidad frente a los problemas que engendraba la miseria. Pero ni Batlle conocía a fondo los problemas rurales, ni Saravia pudo o supo interpretarlos. La divisa encubrió las diferencias sociales porque estas no eran sentidas y pensadas como tales. la clase alta rural -culta, y que tenía mucho que perder en bienes y haciendas- actuó, en cambio, [...] con lucidez. Ella sí demostró ser una clase con conciencia de tal."

BARRAN, J. P., NAHUM, B., "Historia rural del Uruguay moderno", T. IV, "Historia social de las Revoluciones de 1897 y 1904", Uru., B.O., 1972.

viernes, 3 de junio de 2011

Una izquierda descarriada

 por Ignacio Ramonet

Uno de los hombres más poderosos del mundo (jefe de la mayor institución financiera del planeta) agrede sexualmente a una de las personas más vulnerables del mundo (modesta inmigrante africana). En su desnuda concisión, esta imagen resume, con la fuerza expresiva de una ilustración de prensa, una de las características medulares de nuestra era: la violencia de las desigualdades.
Lo que hace más patético el caso del ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y líder del ala derecha del Partido Socialista francés, Dominique Strauss-Kahn es que, de confirmarse, su batacazo constituye además una metáfora del actual descalabro moral de la socialdemocracia. Con el agravante de que revela, a la vez, en Francia, las carencias de un sistema mediático cómplice.
Todo ello indigna sobradamente a muchos electores de izquierda en Europa, cada vez más inducidos –como lo mostraron en España las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo– a adoptar tres formas de rechazo: el abstencionismo radical, el voto a la derecha populista o la protesta indignada en las plazas.
Naturalmente, el ex jefe del FMI y ex candidato socialista a la elección presidencial francesa de 2012, acusado de agresión sexual y de tentativa de violación por la camarera de un hotel de Nueva York el pasado 14 de mayo, goza de presunción de inocencia hasta que la justicia estadounidense se pronuncie. Pero la actitud mostrada, en Francia, por los líderes socialistas y muchos intelectuales “de izquierda” amigos del acusado, precipitándose ante cámaras y micrófonos, para corear inmediatamente una defensa incondicional de Strauss-Kahn, presentándolo como el dañado principal, evocando “complots” y “maquinaciones”, ha sido realmente bochornosa. Ni una palabra tuvieron de solidaridad o de compasión hacia la presunta víctima. Algunos, como el ex ministro socialista de Cultura Jack Lang, en un reflejo machista, no dudaron en restar gravedad a los presuntos hechos declarando que “después de todo, nadie había muerto” (1). Otros, olvidando el sentido mismo de la palabra justicia, se atrevieron a reclamar privilegios y un tratamiento más favorable para su poderoso amigo pues, según ellos, no se trata de “un acusado como cualquier otro” (2).
Tanta desfachatez ha dado la impresión de que, en el seno de las elites políticas francesas, cualquiera que sea el crimen del que se acuse a uno de sus miembros, el colectivo reacciona con un respaldo coligado que más parece una complicidad mafiosa (3). Retrospectivamente, ahora que resurgen del pasado otras acusaciones contra Strauss-Kahn de acoso sexual (4), mucha gente se pregunta por qué los medios de comunicación ocultaron ese rasgo de la personalidad del ex jefe del FMI (5). Por qué los periodistas, que no ignoraban las quejas de otras víctimas de hostigamiento, jamás realizaron una investigación a fondo sobre el tema. Por qué se mantuvo a los electores en la ignorancia y se les presentó a este dirigente como “la gran esperanza de la izquierda” cuando era obvio que su Talón de Aquiles podía en cualquier momento truncar su ascensión.
Desde hacía años, para conquistar la presidencia, Strauss-Kahn había reclutado brigadas de comunicantes de choque. Una de las misiones de éstos consistía en impedir también que la prensa divulgase el lujosísimo estilo de vida del ex jefe del FMI. Se deseaba evitar cualquier inoportuna comparación con la esforzada vida que llevan millones de ciudadanos modestos arrojados al infierno social en parte por las políticas precisamente de esa institución.
Ahora las máscaras caen. El cinismo y la hipocresía surgen con toda su crudeza. Y aunque el comportamiento personal de un hombre no debe prejuzgar la conducta moral de toda su familia política, es evidente que contribuye a preguntarse sobre la decadencia de la socialdemocracia. Tanto más cuando esto se suma a innumerables casos, en su seno, de corrupción económica, y hasta de degeneración política (¡los ex dictadores Ben Ali, de Túnez, y Hosni Mubarak, de Egipto, eran miembros de la Internacional Socialista!).
La conversión masiva al mercado y a la globalización neoliberal, la renuncia a la defensa de los pobres, del Estado de bienestar y del sector público, la nueva alianza con el capital financiero y la banca, han despojado a la socialdemocracia europea de sus principales señas de identidad. Cada día les resulta más difícil a los ciudadanos distinguir entre una política de derechas y otra “de izquierdas”. Ya que ambas responden a las exigencias de los amos financieros del mundo. ¿Acaso la suprema astucia de éstos no consistió en colocar a un “socialista” a la cabeza del FMI con la misión de imponer a sus amigos “socialistas” de Grecia, Portugal y España los implacables planes de ajuste neoliberal? (6)
De ahí el hastío popular. Y la indignación. El repudio de la falsa alternativa electoral entre los dos principales programas, en realidad gemelos. De ahí las sanas protestas en las plazas: “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”. El despertar. El fin de la inacción y de la indiferencia. Y esa exigencia central: “El pueblo quiere el fin del sistema”.

(1) Declaraciones al telediario de las 20h en la cadena pública France 2 el 17 de mayo de 2011.
(2) Bernard-Henri Lévy, “Défense de Dominique Strauss-Kahn” (www.bernard-henri-levy.com/defense-de-dominique-strauss-kahn-18909.html), y Robert Badinter, ex ministro socialista de Justicia de Francia, declaraciones a la radio pública France Inter, 17 de mayo de 2011.
(3) Este colectivo ya dió pruebas de su tremenda eficacia mediática cuando consiguió movilizar en 2009 a la opinión pública francesa y a las autoridades en favor del cineasta polaco-francés Roman Polanski, acusado por la justicia estadounidense de haber drogado y sodomizado, en 1977, a una niña de 13 años.
(4) En particular, la formulada por la escritora y periodista Tristane Banon. Léase: “Tristane Banon, DSK et AgoraVox: retour sur une omertà médiatique”, AgoraVox, 18 de mayo de 2011 (www.agoravox.fr/actualites/medias/article/tristane-banon-dsk-et-agoravox-94196)
(5) En el seno mismo del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn ya había sido protagonista, en 2008, de un escándalo por su relación adulterina con una subordinada, la economista húngara Piroska Nagy.
(6) “Su perfil ‘socialista’ le permitió hacer tragar píldoras amargas a muchos Gobiernos de derecha o izquierda, y explicar a los millones de víctimas de las finanzas internacionales que lo único que tenían que hacer era apretarse el cinturón en espera de tiempos mejores”, Pierre Charasse, “No habrá revolución en el FMI”, La Jornada, México, 22 de mayo de 2011.

El Dipló Nº: 188 Junio 2011.

martes, 24 de mayo de 2011

Di Candia, D., Legrand, D., Nos sobra una ley: cuando la cultura toma la acción, 2011 (ver online)

A horas de darse uno de los debates legislativos más trascendentes de los últimos tiempos en Uruguay, la Casa Bertolt Brecht presentó el documental “Nos sobra una ley”, dirigido por Daiana Di Candia y Denisse Legrand. El video, de 36 minutos, narra la lucha pasada y actual de la sociedad uruguaya contra la ley de amnistía a los responsables del terrorismo de Estado entre 1973 y 1985. El documental se centra en el rol vital que tuvieron los artistas y personas de la cultura en las sucesivas campañas por la anulación de la llamada “ley de caducidad”. Frente a una clase política muchas veces indiferente y hasta cómplice de la impunidad, los distintos grupos musicales, personajes de la cultura y colectivos artísticos se convirtieron en motores fundamentales para la concientización y movilización ciudadana. No fueron necesariamente las grandes estrellas mediáticas, sino también muchos artistas jóvenes, independientes y comprometidos con su realidad política. De esta forma, el video también da cuenta de la creatividad social a través de la música, el teatro, el cine, la literatura.

Más allá de que la impunidad sea finalmente anulada o no por ley, lo que queda claro a partir de la visión de este documental es que hay quienes siguen trabajando por una memoria crítica, dando herramientas para pensar el pasado y el futuro.

viernes, 20 de mayo de 2011

Rolling Stones, Jumpin' Jack Flash, 1968



Jumpin' Jack Flash fue compuesta por Mick Jagger y Keith Richards y lanzada como sencillo el 24 de mayo de 1968.
El riff inicial de la canción es acreditado a Richards, aunque Bill Wyman lo reclamó como propio. Wyman dijo en su autobiografía Stone Alone que el riff inicial de guitarra fue creado por él, pero no fue acreaditado, algo que a Wyman nunca le agradó: "Estábamos en el estudio temprano una vez... de hecho creo que era un ensayo, no creo que haya sido durante una grabación. Y estábamos ahí Brian, Charlie y yo - los banda nunca llegaba al mismo tiempo, sabes - y Mick y Keith no habían llegado. Y estaba pasando el rato y me sente en el piano y comencé a tocar este riff: da-daw, da-da-daw, da-da-daw, y después Brian comenzó a tocar el bit de guitarra y Charlie le estaba dando el ritmo. Estuvimos tocándolo por 20 minutos, y llegaron Mick y Keith y paramos, ellos dijeron: 'Hey, eso suena muy bien, continuen, ¿qué es?.' Al siguiente día lo grabamos, Mick escribió una grandiosa letra y resulto ser un muy buen sencillo.

La letra compuesta por Richards y Jagger, fue escrita mientras ambos estaban en la casa de campo de Richards. El título de la canción fue inspirada por el jardinero del guitarrista, Jack Dyer, se cuenta que una mañana Jagger se despertó por el ruido que había afuera y entonces vio al jardinero pasar por la ventana y le pregunto a Keith que era ese ruido ("¿Qué es eso?"), a lo que él respondió: "Oh, es solo Jack, el saltarín Jack." El resto de la canción habla de él. La canción es cantada en primera persona por Jagger:
I was born in a cross-fire hurricane,
and I howled at my ma' in the driving rain,
But it's all right now, in fact, it's a gas!,
But it's all right. I'm Jumpin' Jack Flash,
It's a gas! Gas! Gas!

Sobre el opening característico del tema Keith Richads dijo en 2002:
Usé una Gibson Hummingbird acústica afinado en D, en seis cuerdas. El Open D (Re abierto) o el Open E, son la misma cosa - los mismos intervalos - pero sería aflojado algunas para D. Después hubo un capo en él, para darle un sonido realmente duro...además había otra guitarra encima de esta, pero afinada en E9 tuning. Lo aprendí de alguien de la banda de George Jones en San Antonio en 1964. La guitarra agitada era acústica...ambas acústicas fueron puestas en una grabadora de casete Philips.

jueves, 19 de mayo de 2011

Movilizaciones sociales en España

No somos mercancía en manos de políticos y banquero



MANIFIESTO “DEMOCRACIA REAL YA”:
Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.
Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:
  • Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
  • Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
  • El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.
  • La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
  • El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
  • La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
  • Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
  • Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
  • Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.

Por todo lo anterior, estoy indignado.
Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé que unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.

martes, 10 de mayo de 2011

Sobre los Nuevos Cines en Argentina

El notable suceso nacional e internacional del cine argentino en los últimos años, expresado en varios notables éxitos de crítica y público y en importantes galardones, es el fruto de una renovación profunda no sólo de la temática, sino también de la crítica; de la multiplicación de escuelas de cine y de un acentuado profesionalismo. Causas y características de un fenómeno cultural y también industrial.
El cine argentino vivió su momento de auge en los '40 del siglo pasado, cuando su temática de comedias y melodramas alcanzó una alta popularidad en su país y el resto de América Latina. Se trataba de películas alejadas de la realidad social, de un cine escapista y artificioso que alimentaba las fantasías de una numerosa clase media, con historias que más tarde se trasladarían a los teleteatros. La década de 1960 fue otro período prestigioso, con la aparición de un grupo de realizadores que lo sacaron de un lugar esclerosado, donde la innovación parecía imposible. Leopoldo Torre Nilsson, Lautaro Murúa, David Kohon y Leonardo Favio, entre otros, se desviaron del camino que marcaba la industria y dieron muestras de una renovada creatividad artística independiente en el cine nacional. Esos directores se habían formado profesionalmente haciendo cine, colaborando como asistentes de los más veteranos, viendo cine en salas y cineclubes. En este período no sólo se produjeron películas de ficción, sino que nació el documental argentino, de orientación fuertemente política y social, con nombres de directores que hoy perduran, como los de Fernando Birri o Fernando Solanas, y la mirada antropológica de Jorge Prelorán. La renovación estética que aportó la Generación del '60 se correspondía con una demanda del público argentino, tan entusiasta como exigente, que supo consagrar a directores europeos modernos, Ingmar Bergman entre otros, antes que en otras latitudes.
Durante la última dictadura (1976-1983), la férrea censura no permitió la emergencia de ningún cine de calidad. Algunos creadores fueron perseguidos hasta el exilio, otros desaparecieron a manos de los represores y sólo se permitió la realización de comedias grotescas, deformadoras de la realidad y sin valor artístico alguno. Los '80 fueron así años de esfuerzos por salir del encierro y la oscuridad; los intentos de construir una estética personal, reflejados en la obra de Adolfo Aristarain, Rafael Filippelli, Alejandro Agresti y María Luisa Bemberg.
Pero el verdadero resurgimiento, la renovación del cine argentino, cobró su gran impulso a mediados de los '90. No se trató de un hecho aislado, ni de un título, sino de una conjunción de factores. Comenzó a producirse un cine que dejaba atrás las situaciones forzadas e inverosímiles del cine tradicional y actualizaba el vocabulario y los diálogos haciéndolos realistas, abandonando la grandilocuencia y el didactismo. El contexto es complejo y variado. Por un lado, comienzan a establecerse en Buenos Aires diversas escuelas de cine, en algunos casos dirigidas por directores de la Generación del '60. Aparece la Fundación Universidad del Cine (FUC), el Centro de Investigación y Experimentación en Video y Cine (CIEVYC) y el Centro de Investigación Cinematográfica (CIC), al tiempo que las facultades de Arquitectura y Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) crean sus departamentos de cine. Así, lo que hasta entonces se consideraba una actividad casi amateur o autodidacta pasa a convertirse en una carrera terciaria y una opción profesional más.
Mientras se expandía la tarea educativa, reaparecía el Festival de Mar del Plata, surgía el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires y la crítica especializada vivía un proceso de maduración. Si bien se hace difícil generalizar, la crítica pasó del "comentario" o la "crónica" periodística a un trabajo profundo sobre el film, en momentos en que en las universidades de todo el mundo se organizaban departamentos de estudios sobre cine, considerándolo no sólo como un espectáculo, sino también un producto artístico digno de un trabajo de análisis académico. La iconología y los investigadores de la imagen incorporaron al cine como objeto de estudio. En Buenos Aires surgen revistas especializadas, sucesoras de la desaparecida Tiempo de cine: El Amante, Film, Haciendo cine, Km 111 en ediciones de papel; al tiempo que www.otrocampo.com, www.cineismo.com y otros sitios de internet renuevan el campo de la crítica, con escritores que no se ajustan a la mirada tradicional y sacuden esquemas que resultaban algo rígidos para los nuevos tiempos.
Simultáneamente surgía el fenómeno llamado Nuevo Cine Argentino. En 1995 se había estrenado un film integrado por varios cortos de estudiantes de cine, Historias breves, que asombró al público y funcionó como disparador de otros títulos, demostrando que frente al cine comercial era posible otro, joven, fresco, personal y realista, más sugerente que explícito, más expresivo que narrativo, que se apartaba totalmente de los clichés obsoletos del cine argentino anterior 1. Se usa aquí el título "Nuevo Cine Argentino" por comodidad, ya que las nuevas camadas de jóvenes realizadores -que empezaron desarrollando sus films de manera independiente de la industria y al margen de acuerdos comerciales- no tienen características comunes ni comparten una determinada estética, sino que hay entre ellos una diversidad atractiva y estimulante. Por nombrar sólo algunos, allí están Martín Rejtman, Adrián Caetano, Lucrecia Martel, Juan Villegas, Lisandro Alonso, Albertina Carri, Ana Poliak, entre tantos otros. Sus películas tienen en común que muestran una realidad cotidiana reconocible, representan una inquietud generacional, con situaciones y diálogos verosímiles y notables mejoras en los rubros técnicos.
De dónde son los artistas
La escuela de la ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), que depende del Instituto Nacional de Cinematografía (INCAA), siempre fue el lugar sagrado al que los aspirantes deseaban entrar por su nivel de excelencia. El criterio de selección en esta institución gratuita es muy estricto: de 1.000 aspirantes que dan el examen de ingreso entran tan sólo 10 por especialidad: realización, producción, guión, montaje, fotografía y sonido. Esos 50 estudiantes tienen un óptimo cuerpo de profesores y después de 3 años de estudio deben realizar su tesis, consistente en un corto realizado por un equipo de 5 especialistas. La dificultad del ingreso a la ENERC y la enorme cantidad de postulantes impulsó la creación de otras escuelas, una vez que los particulares comprendieron la magnitud de lo que estaba sucediendo.
Gustavo Castagna es un caso emblemático de quien ha vivido el cambio de las últimas década. Cinéfilo de alma, en los '70 y '80, estudió periodismo, es crítico y docente desde hace años. Recuerda que en los '80, en Buenos Aires sólo se podía estudiar cine en la ENERC y en la Universidad de Avellaneda y, en el interior, en la escuela de documentalistas de Santa Fe. Hoy se cuenta con once instituciones para la carrera de cine en Buenos Aires, más la vieja escuela de Santa Fe y la Universidad de La Plata. Casi todas ellas emulan el plan de estudios de la ENERC, con especialidades como crítica o actuación.
Luis Ormaechea enseña Historia del Cine en la ENERC e Imagen y Sonido en la Facultad de Arquitectura y en el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte). Confirma que hoy se contabilizan 80.000 estudiantes de cine en el mundo, de los cuales 12.000 se forman en Argentina. Esos estudiantes no tienen un perfil homogéneo, obviamente. Unos pocos son cinéfilos y llegan con una buena formación, pero la mayoría lo hace sin conocimientos previos, han elegido esa carrera porque se dan cuenta de que en el campo del cine "están pasando cosas" y se interesan sobre todo en los aspectos técnicos de la realización cinematográfica.
Pilar y Mónica son alumnas de la FUC y acuerdan en que aunque el aspecto teórico les abre perspectivas intelectuales desconocidas, el interés mayoritario de los estudiantes reside en la formación práctica. Mónica es de Puerto Rico, una de los cientos de estudiantes extranjeros que, gracias a un tipo de cambio que los beneficia, vinieron como tantos otros ecuatorianos, colombianos y peruanos a estudiar cine a Buenos Aires. La falta de escuelas en sus países y el auge del cine argentino volcó una masa importante de estudiantes latinoamericanos a las escuelas privadas. La FUC funciona también como una gran productora de cine que no dejará pasar un buen director en ciernes ni un guión filmable entre su enorme cantidad de alumnos, para los que pone a su disposición los equipos de filmación. De allí han salido directores y títulos importantes del Nuevo Cine Argentino.
La renovación empezó con los jóvenes independientes, pero no se limitó a ellos: la industria -esto es, las productoras importantes o los canales de televisión, que además ofician de productores de cine- también se impregnó de estos aires de renovación. La industria está financiando películas de gran presupuesto, con directores de fuerte profesionalismo, títulos que tienen amplia repercusión del público masivo y se comercializan en el extranjero. Carlos Sorín (El perro) y Juan José Campanella (El hijo de la novia) reiteran sus éxitos con un cine narrativo costumbrista, de situaciones y personajes reconocibles. Tristán Bauer vuelve del documental para realizar su visión ficcional de la gesta de la guerra de Malvinas en Iluminados por el fuego, que acaba de ganar el Premio Especial del jurado en San Sebastián. Damián Szifrón pasó de la televisión al cine y Tiempo de valientes, una "comedia de acción" (género difícil si los hay), tiene una excelente respuesta de crítica y público. Fabián Bielinsky, quien en Nueve reinas había logrado un guión ajustado, un mecanismo de relojería para un thriller que mereció una remake en Hollywood, dio con El aura otro paso en ese género universal. Estas películas tienen un importante éxito comercial porque han abandonado aquella artificiosidad, solemnidad y retórica anteriores, que hacían difícil la identificación del público, y están realizadas con un alto nivel de profesionalismo.
Todos estos realizadores, de una u otra manera, mediante géneros y abordajes estéticos diferentes, hablan de la desintegración de un país que atraviesa un estado de crisis casi permanente, donde la desocupación ha producido la fisura de la clase media y la más carenciada ha descendido a niveles nunca antes registrados. Todo el cuerpo social aparece retratado en su problemática económica y moral; los personajes pasan a ser sujetos sin capacidad de decisión sobre sus propios destinos, a merced de las circunstancias que los someten. Pero el cine se cuida mucho de dar respuestas o señalar a los culpables: sólo plantea situaciones y algunos interrogantes quedan flotando en su trasfondo.
Perspectivas
Hablar de cine implica hablar también de dinero. La película es un producto comercial que requiere de capitales para realizarse y debe recuperar esa inversión, aunque pocas veces lo logre por estos pagos. Hay pues un aspecto económico que es imprescindible tener en cuenta: es difícil que un film argentino se autofinancie y para producirse necesita del apoyo del Instituto Nacional de Cine (INCAA).
El INCAA ha acompañado de diversas maneras este proceso de recuperación. En los '90, consecuentemente con el despojo económico y la ausencia de una política cultural, también se había producido el vaciamiento de la institución, pero la laudable gestión de Miguel Onaindia (2000-2002) lo rescató del desastre, poniéndose al servicio de la difusión de este cine nuevo. Luego, bajo la dirección de Jorge Coscia, quien dejó su puesto en diciembre pasado al asumir como legislador, al INCAA pareció no interesarle capitalizar esta nueva generación de cineastas con políticas de estímulo o apoyo a la renovación, se resistió a apoyar óperas primas o proyectos audaces y apostó por un cine más conservador, determinado por los intereses de la industria y que no ofrece propuestas estéticas nuevas. Así, la política del INCAA consistió en afirmar lo existente y en apoyar aquellos proyectos que responden a los códigos del cine institucional y tienen asegurado cierto éxito comercial. Otro de sus objetivos fue la difusión del cine argentino en el país y en el exterior, inaugurando salas y apoyando su presencia en los festivales internacionales. Tiene cierta lógica que el INCAA priorice el aspecto comercial y no quiera arriesgar sus dineros, pero este criterio deja las propuestas más arriesgadas y originales libradas a su propia suerte. El reconocimiento oficial del joven cine argentino independiente vino del extranjero, con la invitación a todos los grandes festivales y la ayuda de fundaciones extranjeras, y casi nunca contó con un apoyo equivalente por parte del organismo nacional.
Es difícil anticipar la curva de evolución del cine argentino. Es alentador que algunos buenos films de la industria nacional obtengan un sonado éxito de crítica y público, superando así poco a poco los justificados prejuicios de un público aficionado "curado de espanto" por la producción de los '80. Se impone una profundización de la búsqueda y de nuevas propuestas; seguir apostando al riesgo, al compromiso con nuevas estéticas, por un cine moderno, para que ese grupo de buenas películas no pase como una anécdota generacional o apenas circunstancial.
J. Sártora, "La fisura social en imágenes", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, diciembre 2001

lunes, 2 de mayo de 2011

Federico Fellini


..."Me di cuenta de que tal vez el cine era el medio de expresión que más congeniaba con mi modo de ser. Sentí que, en vista de mi pereza, mi ignorancia, mi curiosidad por la vida, mi modo de ser inquisitivo, mi deseo de verlo todo, de ser independiente, mi falta de disciplina y de capacidad para el verdadero sacrificio, el cine era mi forma correcta de expresión."
                                                         

Federico Fellini, I Vitelloni, 1953 (ver online, en español)

martes, 19 de abril de 2011

Robert Kenner, Food Inc., 2010 (ver online)

Documental sobre la industria alimentaria en los Estados Unidos, así como la política de consumo de dicho país. Documental Ganador del Oscar 2010.