martes, 24 de agosto de 2010

Sobre el pesimismo y las enfermedades del cuerpo relacionadas a las del alma si es que existe algo así.

Escribiendo desde mi lugarcito, aquí en Köeninsberg, ya hice mi paseo matinal obligado por las circustancias y regresé algo mareado. Un mes de "infección viral" segun mi médico G.D. me han tenido a maltraer. Recién estoy recuperando la voz y están dejando de salir de mi boca y nariz pelotas de color verde.
Hoy volvemos a la edición , el verdadero Placer. Gran parte pertenece al pasado y el desafío es reactualizarlo cada vez.
Estoy nuevamente inestable emocionalmente. No encuentro complicidad en los que me rodean, puede que sea un problema mío, pero el mundo se vuelve un lugar inhóspito una vez más.

El otro día al despertar me quedé pensando en "Día de viaje", un guión marginado, quizás por visionario, mi memoria lo recuerda rapidamente de esta manera:
En el interior de una panadería una vieja y enharinada radio despide el sonido de Naranjo en flor. El personaje x limpia las latas. Despúes de terminar el trabajo, al amancer, agarra su bicicleta y se va.
Al llegar a su casa, en su cuarto sobre la cama, encuentra una carta. Es de Lola, su ex novia que ha decidido, como tantos otros uruguayos de aquel momento emigrar buscando mejores oportunidades en el primer mundo. La carta le cuenta a x lo maravillada que se encuentra en ese nuevo viejo mundo...
Al despertarse x agarra su bolso de golf y sale en bicicleta por precarias calles de un barrio marginal, escuchando por los auriculares Day Tripper. Llega al campo de golf y se encuentra con su amigo H, ambos saltan el tejido y entran ilegalmente a la cancha. El diálogo que se desarrolla durante el juego nos indica que H trabaja en un diario, que x quiere dedicarse a la literatura, pero se lamenta de la falsedad del mundo profesional. "Las obras artísticas, piensa, son como las comidas cuanto más se las adereza más pierden su sabor original". En realidad todo esto pretendía ser mi crítica hacia el mundillo pseudo profesional de la ecu y todas las falsedades, hipocrecías y alienaciones varias que percibía.
(Resulta que tiempo después estos personajes escribieron libros y trabajaron en diarios importantes, respectivamente) (Por otro lado si entonces tenía la sensación de que todo el mundo se iba, hoy por el contrario y crisis europea mediante parece lo contrario, que todo el mundo quiere regresar)
Al regresar a su casa, frente a ella, en la calle polvorienta se desarrollaba un picadito con jóvenes de diferentes edades que lo invitan a x pero este no va. Entra, encuentra a su madre clavada frente al televisor, come unos tallarines y después sale rehusando nuevamente la invitación al picadito. Se sienta en una plaza y sueña con una mujer leyendo al pie de un árbol. Luego regresa a su casa al atardecer para volver luego a la rutina del trabajo.

En fin mi guión fue rechazado, creo por diferentes causas, por no ser una historia convencional, por hablar de los problemas sociales, retratar un ambiente semi marginal, pretender ser rodado en el interior y porque hablaba mal (hasta con nombre propio) de quien debía aprobar el proyecto.
Pero pensaba el otro día acostado y sientiéndome medio mal física y anímicamente en el valor de aquel testimonio infilmado. Y en que no quiero que me pase lo mismo con mis nuevas ideas. Un sentimiento de impotencia por la distancia que separa la concepción de la idea y la posibilidad de producir. No se puede esperar a que las condiciones sean las ideales porque nunca rodaremos y las ideas quedarán detenidas en el tiempo amarillandose en papeles gastados arrugados tristes. Quiero contar en imágenes sobre el mundo que me rodea y como pienso al respecto. La forma de producción no puede exceder nuestra forma de vivir y pensar, una gran estructura industrial es una imposición falsa.

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