lunes, 6 de septiembre de 2010

Cine e Historia (los realizadores frente a las nuevas tecnologías: Lisandro Alonso-Pino Solanas)

LISANDRO ALONSO

"Últimamente he visto muchas películas terminadas

en vídeo en diferentes festivales de cine. No tengo demasiado

claro sobre lo que realmente se está hablando cuando

nos referimos a la naturaleza de las imágenes, pero como

realizador de corta experiencia y no desde el conocimiento

de un director de fotografía, creo que estas nuevas tecnologías

distan mucho del resultado que finalmente podemos

lograr con la imagen y con el sonido. Salvo raras y contadas

excepciones, los resultados que he visto se alejan muchísimo

de lo que a mí puede interesarme. Muchas de las películas

terminadas en vídeo tienen una calidad de imagen muy

difusa y su sonido todavía lo es más. Esas cintas, en vez de

aportar al cine una concepción estética diferente, consiguen

lo contrario: que gran parte del público se reafirme

como gran consumidor de un cine muy costoso, filmado con

equipos de gran tecnología que están muy fuera del alcance

de cualquier estudiante o director que no trabaje en Estados

Unidos. Me parece que el problema no es tanto filmar en

vídeo sino que rara vez estas películas pueden terminarse en

35mm y tener un sonido digno. Me parece que el vídeo necesariamente

debe pasar por un laboratorio de imagen, ser dosificado

y ver cuantas veces sea necesario diferentes pruebas de

contraste, exposiciones, emulsiones, etc., hasta llegar a la luz

y textura indicadas para esa película. Lo mismo pienso sobre

el trabajo de sonido. De lo contrario, sólo queda la experiencia

de registrar algo que dista mucho del trabajo cinematográfico

y lejos está de la ceremonia que representa para mí sentarse

en una sala por unas horas y disfrutar de una labor estética.

Esas películas que veo proyectadas sólo en las pantallas de los

festivales nunca logran una calidad proporcionada para ser

proyectadas en salas comerciales, cinematecas, centros culturales,

etc. Estos nuevos métodos de trabajo sólo se intensifican

por lo difícil que es hoy en día encontrar dinero para realizar

películas que se salgan de lo convencional o lo televisivo.

Aprendí de estudiante que los nervios que me produce saber

que el chasis cargado de la cámara está por acabar, que las

horas pasan y todavía seguimos iluminando, que las jornadas

de trabajo y el dinero no es lo que sobra... todo eso no logro

sentirlo con una cámara de vídeo. La tecnología digital sólo

sirve si hay un director, trabajo y seriedad detrás de la cámara.

Sería un enorme placer encontrar películas como Juventude

em marcha y Honor de cavallería todos los días, pero lamentablemente

no me pasa y lo que encuentro son imágenes difusas

que ocasionalmente logran algún sentido. Sinceramente, no

creo que todavía se pueda hablar seriamente de una tecnología

digital que supere los logros visuales que pueden dar las

películas súper en 8,16 o 35 mm, y es muy probable que siga

prefiriendo la imagen de los hermanos Lumière a la de las

últimas cámaras electrónicas."



PINO SOLANAS

"Siempre me he planteado encontrar las técnicas que me

permitan la mayor libertad para expresarme. El realizador ha

encontrado siempre interminables obstáculos para producir

sus películas y luego para estrenarlas. En los últimos años

se han producido innovaciones tecnológicas importantísimas

que han permitido filmar y rodar con una libertad que

antes no se tenía. Hoy existe un número muy grande de cine

realmente independiente, hecho con equipos reducidos y

cámaras muy livianas que han enriquecido el lenguaje. Todo

esto redunda en la libertad absoluta del creador. Los tiempos

de rodaje son más breves y los resultados técnicos son impresionantes.

He filmado mis últimas tres películas con cámaras

pequeñas y sólo puedo confesar mi asombro ante el resultado

en vídeo. El espectador de una sala de cine lo tiene ya difícil

para distinguir si está viendo una película en copia de soporte

de película o la está viendo en una proyección de DVD. Estamos

ante una enorme revolución.

El cine de los grandes estudios, en todo caso, seguirá existiendo,

porque es muy difícil reemplazar el cine de pantalla

grande. Ojalá nunca desaparezca. Todo lo que de sagrado tiene

el hecho de compartir la visión de una película en una sala

oscura es irremplazable. El cine de vanguardia y de carácter

testimonial está fabricando un cine de lenguaje distinto como

espejo de realidades alternativas. Por supuesto, ese cine siempre

tuvo grandes dificultades para su distribución en salas,

pero hoy con las nuevas técnicas los distribuidores se animan

a comprar este tipo de películas, porque los costes de hacerlas

llegar al espectador son menores.

Bien es cierto que se puede producir una suerte de degradación

del lenguaje cinematográfico con las nuevas formas

de consumo, y que aún sea mayor la penetración del lenguaje

televisivo. Considero algo importantísimo que nada interrumpa

la proyección en las salas. En cualquier otra parte, una proyección

de una película compite con el teléfono, con la gente

que vive en la casa, con todos los inconvenientes que tiene un

lugar no sagrado, ni silencioso. Como creadores, aspiramos

a que nuestras películas se vean en lugares donde sólo se va

para ver cine, no para otras cosas, del mismo modo que un

músico hace su música para ser escuchada de forma exclusiva,

y no mientras se come una pizza en un restaurante."

Fuente: Cahiers du cinema (España)

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