LISANDRO ALONSO
"Últimamente he visto muchas películas terminadas
en vídeo en diferentes festivales de cine. No tengo demasiado
claro sobre lo que realmente se está hablando cuando
nos referimos a la naturaleza de las imágenes, pero como
realizador de corta experiencia y no desde el conocimiento
de un director de fotografía, creo que estas nuevas tecnologías
distan mucho del resultado que finalmente podemos
lograr con la imagen y con el sonido. Salvo raras y contadas
excepciones, los resultados que he visto se alejan muchísimo
de lo que a mí puede interesarme. Muchas de las películas
terminadas en vídeo tienen una calidad de imagen muy
difusa y su sonido todavía lo es más. Esas cintas, en vez de
aportar al cine una concepción estética diferente, consiguen
lo contrario: que gran parte del público se reafirme
como gran consumidor de un cine muy costoso, filmado con
equipos de gran tecnología que están muy fuera del alcance
de cualquier estudiante o director que no trabaje en Estados
Unidos. Me parece que el problema no es tanto filmar en
vídeo sino que rara vez estas películas pueden terminarse en
35mm y tener un sonido digno. Me parece que el vídeo necesariamente
debe pasar por un laboratorio de imagen, ser dosificado
y ver cuantas veces sea necesario diferentes pruebas de
contraste, exposiciones, emulsiones, etc., hasta llegar a la luz
y textura indicadas para esa película. Lo mismo pienso sobre
el trabajo de sonido. De lo contrario, sólo queda la experiencia
de registrar algo que dista mucho del trabajo cinematográfico
y lejos está de la ceremonia que representa para mí sentarse
en una sala por unas horas y disfrutar de una labor estética.
Esas películas que veo proyectadas sólo en las pantallas de los
festivales nunca logran una calidad proporcionada para ser
proyectadas en salas comerciales, cinematecas, centros culturales,
etc. Estos nuevos métodos de trabajo sólo se intensifican
por lo difícil que es hoy en día encontrar dinero para realizar
películas que se salgan de lo convencional o lo televisivo.
Aprendí de estudiante que los nervios que me produce saber
que el chasis cargado de la cámara está por acabar, que las
horas pasan y todavía seguimos iluminando, que las jornadas
de trabajo y el dinero no es lo que sobra... todo eso no logro
sentirlo con una cámara de vídeo. La tecnología digital sólo
sirve si hay un director, trabajo y seriedad detrás de la cámara.
Sería un enorme placer encontrar películas como Juventude
em marcha y Honor de cavallería todos los días, pero lamentablemente
no me pasa y lo que encuentro son imágenes difusas
que ocasionalmente logran algún sentido. Sinceramente, no
creo que todavía se pueda hablar seriamente de una tecnología
digital que supere los logros visuales que pueden dar las
películas súper en 8,16 o 35 mm, y es muy probable que siga
prefiriendo la imagen de los hermanos Lumière a la de las
últimas cámaras electrónicas."
PINO SOLANAS
"Siempre me he planteado encontrar las técnicas que me
permitan la mayor libertad para expresarme. El realizador ha
encontrado siempre interminables obstáculos para producir
sus películas y luego para estrenarlas. En los últimos años
se han producido innovaciones tecnológicas importantísimas
que han permitido filmar y rodar con una libertad que
antes no se tenía. Hoy existe un número muy grande de cine
realmente independiente, hecho con equipos reducidos y
cámaras muy livianas que han enriquecido el lenguaje. Todo
esto redunda en la libertad absoluta del creador. Los tiempos
de rodaje son más breves y los resultados técnicos son impresionantes.
He filmado mis últimas tres películas con cámaras
pequeñas y sólo puedo confesar mi asombro ante el resultado
en vídeo. El espectador de una sala de cine lo tiene ya difícil
para distinguir si está viendo una película en copia de soporte
de película o la está viendo en una proyección de DVD. Estamos
ante una enorme revolución.
El cine de los grandes estudios, en todo caso, seguirá existiendo,
porque es muy difícil reemplazar el cine de pantalla
grande. Ojalá nunca desaparezca. Todo lo que de sagrado tiene
el hecho de compartir la visión de una película en una sala
oscura es irremplazable. El cine de vanguardia y de carácter
testimonial está fabricando un cine de lenguaje distinto como
espejo de realidades alternativas. Por supuesto, ese cine siempre
tuvo grandes dificultades para su distribución en salas,
pero hoy con las nuevas técnicas los distribuidores se animan
a comprar este tipo de películas, porque los costes de hacerlas
llegar al espectador son menores.
Bien es cierto que se puede producir una suerte de degradación
del lenguaje cinematográfico con las nuevas formas
de consumo, y que aún sea mayor la penetración del lenguaje
televisivo. Considero algo importantísimo que nada interrumpa
la proyección en las salas. En cualquier otra parte, una proyección
de una película compite con el teléfono, con la gente
que vive en la casa, con todos los inconvenientes que tiene un
lugar no sagrado, ni silencioso. Como creadores, aspiramos
a que nuestras películas se vean en lugares donde sólo se va
para ver cine, no para otras cosas, del mismo modo que un
músico hace su música para ser escuchada de forma exclusiva,
y no mientras se come una pizza en un restaurante."
Fuente: Cahiers du cinema (España)
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